jueves, 5 de septiembre de 2013

Santa Cristina de Ribas de Sil, Orense

Una delicia de visita es al benedictino Monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil. El camino por el que se accede es el castañar de Merilán situado en un bello paraje en la orilla del río Sil. Lo primero llamativo que nos encontramos es un castaño muy singular que la gente utiliza como altar para exponer algunos exvotos.
Su fundación se remonta al siglo IX situado en las encajadas riberas del Sil, por esta situación su economía estuvo muy ligada a la vid, los castaños y el aprovechamiento de los recursos fluviales. Las vides en toda esta zona se cultivan en terrazas, debido a lo escarpado del terreno. Después de un incendio no tienen recursos para arreglarlo y pasan en 1508 a depender del también monasterio benedictino de San Esteban de Ribas de Sil, en calidad de priorato dejando tan solo el prior y dos monjes. Su declive es definitivo en el siglo XIX con la Desamortización.
Para acceder al interior de la iglesia hay que pagar 1 euro. Dinero muy bien gastado pues una maravilla que debe visitarse. El señor que está a su cargo es muy amable y si le pides te da alguna explicación.
Es románico gallego con un planta rara pues es de cruz latina con tres ábsides en el crucero.

Exterior

La iglesia es del siglo XII  y XIII lo que justifica un pequeño cambio hacia el estilo gótico. El brazo mayor está dividido en cinco tramos por los correspondientes arcos sobre columnas que se corresponden en el exterior con los contrafuertes. Entre estos contrafuertes se abren cinco ventanales con saetera en los centrales.
Una cornisa recorre ambos muros laterales que sirve de base a las ventanas antes mencionadas e incluso divide en dos la fachada Oeste, en la parte alta se encuentra un rosetón de molduras románicas y en la inferior la portada.





En la portada se observa un tímpano liso que tiene tres arquivoltas de medio punto rodeados por una moldura y con decoración de ajedrezado. Descansan sobre seis columnas en cuyos capitales hay decoración vegetal en los cuatro exteriores y cabezas humanas en los interiores.
El ábside central está dividido por cuatro columnas y en los tres espacios centrales se corresponden ventanas ; los laterales tienen una sola columna de apoyo y una sola ventana.

Interior

En el interior la nave más larga y el crucero se cubren  con bóveda de cañón y descansa en cuatro arcos de medio punto peraltados sobre columnas.
Los ábsides se abren con arco de medio punto sobre columnas adosadas. El ábside central se cubre con bóveda de cañón en su tramo recto y de cuarto de esfera en el semicírculo y de esta misma manera se cubren los absidiolos.


En el lado norte de la iglesia se conserva la torre adosada a la nave, un claustro y las dependencias monásticas.
La torre del campanario de la iglesia es un elemento de singular interés, por estar integrada en el claustro, por ser diáfana en la base pues es el lugar dónde los monjes se reunían para leer en unos bancos que tiene mientras los demás rezaban caminando por el claustro y además presenta seis agujeros que se correspondían con las cuerdas de las campanas y así los monjes no necesitaban subir para tañirlas. También está para defenderse y se remata en un almenado y su cubierta es en forma de pirámide.
  Estos son los agujeros porque los que salían las cuerdas de las campanas.
















Las distintas dependencias del monasterio se comunicaban por un claustro de estilo románico, estas desaparecieron y las que vemos hoy forma parte de la reforma en el siglo XVI cuando pasó a depender de Santo Estevo. Las dependencias conforman con la iglesia una disposición en ángulo recto, tipicamente benedictina, se conserva la primitiva portada románica que hoy sirve de entrada al claustro.  Tiene una sola arquivolta decorada con hojas y doble moldura geométrica.  hay figuras sentadas con un libro abierto y en intradós están los símbolos de los cuatro evangelistas : águila, ángel, toro y león.
  Detalle de la puerta románica que da acceso al claustro. Visita realizada en agosto de 2013.
Es un sitio muy recomendable por el paraje y por el grupo arquitectónico, disfruté mucho la visita. Y como curosiadad el señor encargado del recinto nos comentó que los frailes "solo" podían beber 4 litros de vino al día, más se consideraba gula.

1 comentario:

  1. Muy bonitas las fotos y el relato. Voy a intentar seguir el consejo del encargado en cuanto al vino. Bicos. Ya te has ganado otro seguidor.

    ResponderEliminar